
En los últimos tiempos se ha desatado una notable polémica alrededor de las antenas de la telefonía celular y sobre la posibilidad de que éstas puedan causar determinados efectos nocivos sobre las personas que se encuentran sometidas de forma continuada a las radiaciones electromagnéticas que emiten.
La explosión que ha experimentado el mercado de los móviles en los pasados cinco años ha hecho que el número de antenas, sobre todo en las ciudades más habitadas, haya crecido de forma considerable. Además, la situación no se ha estabilizado, y es de esperar que con la aparición de nuevos operadores de móviles, y la próxima entrada en funcionamiento de las redes de móviles de tercera generación (UMTS) el número de antenas crezca aún más.
¿Son realmente peligrosas las ondas electromagnéticas para la salud?
Esta es la pregunta del millón. Reconduzcámosla ligeramente: ¿Cuáles son los efectos de los campos electromagnéticos sobre las personas?.
En primer lugar diremos que los efectos de las ondas electromagnéticas dependen en gran medida de su frecuencia. Los primitivos móviles analógicos (el servicio Moviline de Telefónica) trabajaban en la banda de 450 MHz. Los primeros móviles GSM trabajaban en la banda de 900 MHz, y en la actualidad se ha habilitado una banda más en 1.800 MHz. La telefonía móvil de tercera generación (UMTS) funcionará inicialmente en la banda de 2.100 MHz.
La profundidad a la que penetran las ondas en el cuerpo humano depende de la frecuencia. Las señales de frecuencia más baja (del orden de kilohercios) atraviesan el cuerpo humano como si éste fuera transparente, de forma que no hay energía que se disipe en el cuerpo y los efectos de la radiación son despreciables.
A frecuencias más altas, la radiación comienza a ser absorbida por los tejidos, y a la frecuencia de trabajo de los móviles, casi la totalidad de la energía es absorbida en unos pocos centímetros de profundidad a partir de la piel. La energía absorbida se convierte en calor, produciendo el calentamiento de los tejidos expuestos. Cuanta mayor sea la potencia de la señal incidente, tanto mayor será el calentamiento de los tejidos.
Hay que tener en cuenta que los tejidos son extremadamente sensibles a los incrementos de temperatura, y las células comienzan a morir a partir de los 42ºC, y se produce un gran índice de mortandad a partir de los 45ºC. Sin embargo, es conocida la enorme capacidad reguladora del cuerpo humano, y es muy difícil conseguir un calentamiento de los tejidos a estas temperaturas. Si se calienta un cuerpo humano por entero, la sudoración y otros fenómenos fisiológicos se encargarán de mantener la temperatura dentro de los limites tolerables. Si se calienta una zonaconcreta del cuerpo, el riego sanguíneo funciona como un refrigerante efectivo, que extrae el calor de la zona afectada para distribuirlo sobre todo el cuerpo, que a su vez tiene la temperatura regulada por los procesos fisiológicos antes citados.
En la actualidad, los límites de radiación recomendados por distintos organismos oficiales han sido establecidos teniendo en cuenta únicamente los efectos térmicos de las radiaciones electromagnéticas, que son los únicos que han sido demostrados con evidencia en la actualidad.
Por debajo de los límites de radiación establecidos, los efectos térmicos de la radiación electromagnética son contrarrestados sobradamente por los mecanismos de regulación de la temperatura del cuerpo humano.
Sin embargo, hoy en día la controversia está centrada en posibles efectos no térmicos de los campos electromagnéticos. A menudo se considera que dado que la telefonía móvil tiene escasos años de existencia, los efectos médicos de los campos electromagnéticos no han sido estudiados hasta hace poco tiempo.
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